En el transcurso de nuestra vida no nos detenemos a pensar en la muerte, muchas veces no comprendemos que debemos morir que tenemos un tiempo cronológico de vida en esta tierra.

Puede ser que en este momento alguien a quien amas ha fallecido y que no esperabas que su muerte ocasionara tanto dolor, ya no enfrentas la vida de la misma forma, te enfrentas a una nueva manera de vivir sin esa persona amada. ¿Piensas que es un sueño y que cuando despiertes solo será un recuerdo vago en la mente, pero no es así, al día siguiente empiezas de nuevo enfrentando la ausencia de ese ser amado y te preguntas en algún momento esto pasará? ¿Dejaré de sentir dolor? ¿Podre ser feliz de nuevo? Y muchas más interrogantes.


Esta experiencia que enfrentas es muy dolorosa, hay muchas personas que atraviesan en este momento lo mismo que te sucede, solo en lo que va del 2,023 al 31 de julio han fallecido 36,532.423 personas por diferentes causas en todo el mundo, imagina cuantas personas sufren, “no estamos solas”.


Pueda parecer que el camino a superar este dolor te parezca largo, pero sabemos que solamente nos duele perder aquello que hemos amado con todo el corazón. Sanar nuestra pena es una travesía, no un destino. El recorrido hacia nuestra sanación nos demandará tiempo y esfuerzo, no debemos atravesar este recorrido solas, necesitaremos de apoyo y acompañamiento para ir superando la pena y el dolor, debemos aprender a vivir sin ellos, debemos enfrentar cada nuevo día recordarlos con amor, honrar su memoria, continuar su legado, hablar de ellos y sobre todo agradecer a Dios por el tiempo que les permitió estar en nuestras familias y gozarnos de su presencia.


Algunas recomendaciones:

  • Reconoce y expresa tus emociones
  • No te aísles
  • Cuida tu salud, haz ejercicio, come saludable, hidrátate, duerme bien.
  • No te llenes de actividades
  • Tomate un tiempo para tomar decisiones acertadas y correctas
  • No te automediques
  • Busca grupos de apoyo
  • Retoma lo que te gustaba hacer
  • Si se requiere busca ayuda profesional.
  • Busca literatura relacionada a cómo superar el duelo.

Poema aprendiendo a decir adiós (sacado del libro con el mismo nombre).

Cuando llegue al final del camino y el sol se haya puesto para mí, no quiero ritos en una habitación llena de tristeza. ¿Por qué orar por un alma que es libre al fin?


Échame de menos un poco, pero no por mucho tiempo, y no cabizbajo, recuerda el amor que una vez compartimos, échame de menos, pero déjame ir.


Porque este es un viaje que todos debemos hacer, y cada uno debe ir solo.


Todo es parte del plan Maestro. Me encuentro camino a casa. Estoy bien. Estoy en paz. Pero me preocupas tú.


Cuando estés sola y tu corazón se sienta invadido por la tristeza o la melancolía, acude a los amigos que conocemos, entierra tus pesares haciendo buenas obras.


Y avanza por el camino de tu vida. “Échame de menos pero déjame ir.”


Si requieres de acompañamiento para saber cómo enfrentar el duelo, en Únicas hay un departamento especialmente que te puede apoyar.

Leticia Figueroa de García

Tanatóloga
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