Las emociones se encuentran en todos los ámbitos de nuestra vida y es en este punto de donde comenzamos una nueva etapa, que sin querer va trascendiendo y marcando nuestra historia.
No es precisamente un lugar, un país, una nación quien nos da origen a la vida. En algún otro punto podemos decir que nacemos del vientre de una madre y en teoría así es; pero el lugar de nacimiento no solamente es el origen biológico de la misma, ni la nacionalidad que tengas; sino cuando naciste y despertaste a la realidad, ese también es un nacimiento. Cuando floreces y te das cuenta que la vida te fue dada para vivirla, para saborearla, para sentirla a flor de piel. Que te fue concedida la oportunidad de renacer de entre sombras y tristezas que te han perjudicado el camino, ahí ese punto es volver a nacer.
Hace un tiempo escuche la maravillosa historia de un joven que sufría tanto por no ser lo suficientemente apreciado por quienes lo rodeaban, así que un día dispuso encaminarse con el maestro al que acudían los pobladores en busca de sabiduría; al llegar le comento al maestro lo triste que estaba por no poder ser del agrado de los demás y lo mucho que hacía por quererlos complacer y agradar a diestra y siniestra. Entonces el maestro al terminar de escucharlo se quitó el anillo que llevaba, se lo entregó y le dijo al joven: “Ve al pueblo y vende este anillo, pero no lo vendas por menos de 4 monedas de oro, si lo logras vender al regresar te daré mi consejo para ganarte el amor y aprecio de todos”.
El joven muy emocionado tomó su caballo y se dirigió al pueblo, el día fue pasando y la gente cuando escuchaba la cantidad de monedas que pedía por el anillo solamente lo veían y se reían, hasta que un anciano se acercó y le dijo: “Muchacho nadie va a querer pagarte esa enorme cantidad de dinero por un simple anillo, pero quiero ayudarte así que toma todas estas monedas de plata y de bronce, porque nadie te lo querrá comprar” el joven tentado recordó las palabras del maestro y aunque se dio cuenta que era su única oportunidad desistió. Al caer la tarde regresó muy triste y decepcionado, estando frente al maestro cabizbajo le dijo: “Lo lamento hice todo lo que pude y lo único que me ofrecieron fueron monedas de plata y bronce, pero si supiéramos cuánto vale quizá podríamos pedir esa cantidad” el maestro le respondió: “¡Eso es!, ve con el joyero de la esquina, dile que vas de mi parte y que te calcule el precio del anillo, pero por nada del mundo lo vendas”. El joven se encaminó rápidamente a donde el maestro le dijo y al entrar le comentó al joyero que el maestro quería saber el valor de ese anillo, el joyero tomo la alhaja y detalladamente la analizó, dándole calculadamente el precio real del anillo; diciéndole: “Dile al maestro que si le urge mucho el dinero puedo pagarle de momento por su anillo 700 monedas de oro, pero vale más”.
El joven inmediatamente salió agradecido con el joyero desconcertado del valor del mismo con una sonrisa en el rostro y emocionado a tal grado que se sentía libre y pleno. Inmediatamente al entrar con el maestro le dijo exaltado de felicidad todo lo que el joyero le había dicho y entonces le pidió el consejo y este le respondió: ¿Te has dado cuenta que cualquier persona puede decir que no vales, pero solo aquellos que conocen y son expertos puedan apreciar tu valor?
Este fue el momento en el que aquel joven volvió a nacer, es por eso que te digo no nacemos solamente una vez, todos tenemos la oportunidad de volver a hacerlo y hacerlo más fuertes, más resilentes, más perseverantes, más felices. Ahora te pregunto: ¿Cuál es el lugar donde naciste? O ¿Cómo quieres volver a nacer? He aquí el maestro de nuestras vidas regalándonos lecciones que solo falta verlas con fe y desde el alma para volver a la vida, al origen y al amor.
Alejandra Flores