Juan 1:14 (NTV)

Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad (gracia y verdad). Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre.

La gente siempre se ha preguntado acerca de la imagen de Dios. Las sociedades han especulado. Las tribus han meditado. Y hemos llegado a un sin número de conclusiones. Dios ha sido retratado como un becerro de oro, un viento violento y un volcán furioso. Piensan que Él se pone alas, respira fuego, se come a los niños y demanda penitencia. Recuerdo perfectamente que cuando era niña intentaba imaginar la apariencia física de Dios, pues alguien me dijo que Él no tenia color, que no es hombre ni mujer, y entonces yo me lo imaginaba multicolor, pero es algo difícil entender esto, nuestro corto alcance humano no tiene la capacidad de entenderlo y menos si eres una niña de ocho años.

Nos hemos imaginado a Dios como feroz, mágico, caprichoso y maniático. Un dios que debemos evitar, de temer y aplacar, tenemos en nuestra mente que Dios nos odia por ser pecadores y que desea aplacar su ira hacia nosotros castigándonos. Pero nunca, en nuestra imaginación más descabellada, podríamos haber considerado que Dios entraría al mundo como un bebé.

La palabra no se volvió un torbellino, un fuego devorador, sino una sola célula, un óvulo fertilizado, un embrión, un bebé.

Él tuvo que aceptar que la placenta lo alimentara, que un saco amniótico lo rodeara, Él creció al tamaño de un puño, luego al tamaño de una sandía, estuvo nueve meses en el vientre de su madre, nació por parto natural, tuvieron que cortar su cordón umbilical. Dios se hizo carne. Jesús entró en nuestro mundo como un ser humano.

Pon atención en esta parte, Él tuvo que ser amamantado por María, tuvo que aprender a caminar y a hablar, tuvo que aprender a leer y escribir, tuvo que aprenderse la Biblia, tuvo que soportar la pubertad, las espinillas y granitos, el calor, el frío, el sudor, mal olor en su cuerpo. Dios se hizo humano de pies a cabeza. Dios suspendió las estrellas y separó los mares. Sin embargo, fue amamantado por un pecho y durmió sobre heno.

Dios quiere que sepas que Él entiende cómo te sientes. Él se ha enfrentado a lo que tú te enfrentas. Jesús está al tanto de tu realidad. Él ha pasado a través de debilidades y pruebas. Él lo ha experimentado todo. TODO, menos el pecado. En esta navidad acércate a Él, y celebra que vino al mundo a nacer para darte salvación.

Julieta Escobar

4 comentarios en «EL VERBO SE HIZO CARNE»
  1. Amen…. ese es Jesús Dios hecho hombre, el cual no considero su condición de Dios como cosa a que aferra5rse sino por amor a nosotros se hizo un hombre obediente y obediente hasta una muerte de cruz. Que INMENSO AMOR!!!

  2. Amen…. ese es Jesús Dios hecho hombre, el cual no considero su condición de Dios como cosa a que aferra5rse sino por amor a nosotros se hizo un hombre obediente y obediente hasta una muerte de cruz. Que INMENSO AMOR!!!

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