“Vestíos pues como escogidos de Dios“, así inicia Colosenses 3:12 en la biblia. Quizá lo has leído, sin embargo no estoy segura si has pensado en que cuando menciona “como escogidos” te reta a asumir con certeza el rol y la asignación de ser “escogida”. Muchas veces pensamos que el escogido es alguien con súper poderes y que debe ser perfecto y no hay nada más lejos de la realidad que esa conclusión.
Dios nos escoge todo el tiempo, nos ha capacitado y ha puesto en nosotras todo lo necesario para fluir en su propósito.
Todas hemos vivido múltiples situaciones que nos permiten ser mentoras, sobre todo cuando de salir adelante, levantarse o avanzar a pesar del dolor se refiere.
Y continúa la cita diciendo “santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, humildad, mansedumbre y paciencia”.
¿Te parece que con todas esas herramientas podrías acercarte un poco más a aquellos en necesidad y ser útil a sus vidas?
Yo estoy convencida de que esos dones son suficientes para que con amor impactes la vida de otros. El mundo necesita misericordia, las sociedades requieren de más seres bondadosos y de personalidad humilde, para que sea posible crear puentes de entendimiento. Todos requerimos gentileza y paciencia para relacionarnos los unos con los otros, porque no siempre estaremos de acuerdo, pero siempre será posible establecer puntos de encuentro.
Puede que tu aprendizaje tarde más que el mío y necesitaré paciencia para comprenderlo. Es posible que el dolor se haya convertido en tu lugar favorito y necesitaré gentileza y misericordia para ayudarte a salir de ahí y llevarte a tener esperanza. ¿Ves? Todo se resume en saber quién se es.
Todo es posible si tan solo asumimos nuestro rol un día a la vez y creemos de una vez por todas, qué “somos los amados escogidos de Dios”. Vístete de realeza, la realeza del amor que todo lo transforma y sal a hacer la diferencia.
Con amor
Claudia Regina