Cuando hablamos de fluir, pensamos como primer ejemplo en el correr del agua, agua que corre con libertad sin que haya estorbo. Esa es precisamente la imagen que viene a mi mente cuando hablo a mujeres acerca de fluir en su diseño.
Fuimos diseñadas de manera única y propósito específico y me encanta cuando las mujeres con las que comparto este mensaje, comprenden en toda su magnitud, que fueron diseñadas para mantener el cauce. Y el cauce de qué, pues nada menos que el cauce a la obediencia a Dios, a todo lo relacionado con él y a favor de él, de su verdad que todo lo sana, de su verdad que implica orden.
Las mujeres tenemos dentro de nuestro diseño componentes hermosos que revelan abrigo, refugio, orden, obediencia y la autoridad de poner límites. Todo ello dentro nuestro y colocado estratégicamente porque Dios nos hizo como una fuerza a favor suyo.
Cuando nos negamos a fluir en coherencia con nuestro diseño, nos saboteamos, ponemos piedra de tropiezo en nuestra labor a favor del reino. Somos llamadas a hablar y funcionar en contra de todo aquello que aleje a los hijos de Dios de su camino.
Como esposas por ejemplo es fundamental que sean esa voz sutil pero con autoridad, que revele al hombre las verdades de Dios, que le recuerde acerca de la obediencia que implica su sacerdocio, que le alerte cuando está sobrepasando los límites y se arriesga a salir del cauce.
Pasar por alto los límites hará que todo se desborde, permitirá que el caos llegue.
Independientemente del rol que estés ejerciendo en este momento de tu vida, tienes autoridad sobre tu territorio, es necesario poner límites para que todo se mantenga en orden. Cuando fluyes con naturalidad dentro de tu diseño, porque estás consciente de tu papel, de tu valor y sobre todo de tu fuerza, permites que tu vida corra sin tropiezo hacia todo lo bueno, lo agradable y lo perfecto.
En complementariedad con el hombre, es labor de la mujer, actuar en cooperación con él para cumplir con lo establecido por Dios y también como una fuerza que con autoridad le recuerde su papel, cuando este lo olvide. La mujer ejerce fuerza para acercar a otros al camino del Padre y también tiene la capacidad de ejercer fuerza en contra, para alejar el caos de la vida de los suyos.
Te invito a que fluyas en consecuencia con tu diseño y cuides que toda tu fuerza sea encausada para edificar, porque de lo contrario, esa misma fuerza que construye, puede arrasar y destruir todo a su paso. Eres una hija amada, diseñada con propósito, no dejes que nada te confunda.
Con amor.
Claudia Regina