Con el inicio de diciembre damos por inaugurada oficialmente la época navideña y junto con ella se vienen las largas horas en el tránsito que van en aumento conforme más se acerca el día, las largas filas en centros comerciales donde se gasta dinero como si todos fuéramos millonarios, las casas en las colonias adornadas como para concurso y las listas interminables de regalos para impresionar a tus seres queridos. No me mal intérpretes, pero no me gusta la navidad por estas cosas, soy medio Grinch la verdad, pero lo que en realidad me molesta es que perdamos de vista la verdadera razón de la celebración.

Lo comercial que se ha vuelto esta época del año nos ciega a ver la maravilla de lo que conmemoramos en estas fechas y quiero invitarte a recordar lo bueno que ha sido Dios, estamos conscientes que Jesús no nació un 24 de diciembre, pero si algún nacimiento tenemos que celebrar sería el de Él. Y si algún regalo pudiéramos pedir creo que sería este que Dios nos dio, al regalarnos a su hijo. Hoy te invito a reflexionar en estas tres cosas que la navidad nos trae consigo:

  1. El hermoso sacrificio de Dios. Cuando alguien a nuestro alrededor hace un sacrificio por complacernos no podemos más que sentirnos agradecidos, a pesar de que en la navidad celebramos el nacimiento de Jesús, su principal objetivo era venir a la tierra a morir por nosotros. Y aunque en esta época del año es difícil entender que este hermoso niño haya muerto por nosotros, también es hermoso saber que su propósito al venir era saldar la deuda más grande que cada uno de nosotros ha tenido jamás.
  2. La hermosa misericordia de Dios. Nuestra mente humana tiene muchos límites, uno de ellos es como puede ser posible que un Dios Santo, puro y sin mancha, pueda interesarse en salvar, cuidar y amar a seres humanos pecadores e imperfectos. Si Jesús no hubiera nacido, en lugar de esta hermosa misericordia de la cual no somos merecedores, hubiéramos recibido justicia, la paga de nuestros pecados hubiera sido muerte.
  3. El hermoso diseño de Dios. Jesús vino al mundo para que nosotros pudiéramos acercarnos confiadamente al Padre y que podamos tener una relación personal con Él, y por más que nos perturbe este plan ha existido desde siempre, Dios no tiene otro plan, Dios no necesita otro plan.

Hoy quiero invitarte a atesorar estas tres verdades en tu corazón, en este mes lleno de comida, convivencia con amigos y familia, regalos y locura por doquier, recordemos que no se trata de quién da el mejor regalo, ese ya lo recibimos, fue Jesús, no se trata de la mejor comida, se trata de recordar a quien es nuestro pan y vino, recordar y grabar en nuestros corazones su sacrificio, su misericordia y recordar que todo salió exactamente como él lo tenía planeado.

Mi mas sincero deseo es que este mes Jesús pueda nacer en el corazón de los miles de personas que aún no lo conocen, y que el corazón de quienes ya lo conocemos reboce de alegría al recordar el nacimiento del hombre que le ha dado sentido a nuestras vidas. Desde ya que tengas una Feliz Navidad.

Cirujana Dentista

Julieta González

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