En países como Guatemala es difícil hacer conciencia en los padres porque nuestra cultura no enseña sobre el cuidado y la prevención de enfermedades dentales. La palabra prevención lleva mucho poder en ella, ya que prevenir es más barato que curar y también es más sencillo. Tú que tienes la oportunidad de leer este artículo graba estas palabras en tu mente.
Imagina que aun habiendo padres que llevan a sus hijos al dentista con regularidad y siguen las pautas de higiene y dietéticas que se les recomiendan en estas, de repente el dentista detecta una o varias caries en alguna de las revisiones de rutina. No digamos aquellos que se presentan cuando el niño ya tiene dolores agudos o crónicos.
Por si solos los dientes de leche o primarios son más propensos a tener más caries que los permanentes, esto debido a que suelen tener anatomía más marcada que retiene más restos alimenticios en sus superficies, y tienen nervios más grandes que los dientes permanentes, por lo que para una caries es muy fácil penetrar hasta el nervio y ocasionar pronto una molestia dental.
Además de esto hay algunos otros factores que podrían provocar que tu chiquito (a) sea aún más propensa a desarrollar caries. Te las dejo a continuación:
- Composición de la saliva: nuestra boca mantiene un nivel de acidez o alcalinidad (pH) bastante estable, al comer ese pH se vuelve muy ácido y ese ambiente ácido es muy propenso a favorecer aparición de caries. Para evitarlo debemos lavar los dientes después de cada comida, y hacer solo comidas principales.
- Los niños que respiran por la boca y la dejan abierta durante mucho tiempo: estos niños también suelen tener las encías muy inflamadas y enrojecidas, además de desarrollar caries con más frecuencia debido a la sequedad de la boca. Esto debe tratarse con tu dentista de confianza.
- Los niños que tengan anatomía dental muy profunda y donde incluso con buenas técnicas de cepillado es difícil retirar los restos de comida. En estos casos deben realizarse sellantes de fosas y fisuras, para cubrir estos surcos evitando así la acumulación de restos de comida y facilitando la retirada durante el cepillado.
- La calidad del esmalte de los dientes no es igual en todos los niños cuando hablamos de dientes de leche, e incluso cuando hablamos de dientes permanentes. Hay dientes que han sufrido algún golpe que los hace más vulnerables o alteraciones durante la etapa de formación que provocan descalcificaciones, suelen ser dientes que tienen zonas de diferente color, más blanquecino o amarillento. Estas zonas son más porosas, con menos protección frente a la caries y que retienen más restos de comida.
- Los niños que tienen que llevar algún tipo de aparato ya sea de ortodoncia (para mover los dientes), de ortopedia (para mover los huesos) o mantenedores de espacio (para mantener el espacio de algún diente perdido hasta la erupción del diente permanente. Estos aparatos dificultan la higiene correcta en algunas áreas, recordemos que estamos hablando de niños, como he recomendado en artículos anteriores los niños pueden lavarse solos hasta los 10 años de edad, antes es responsabilidad de mami y papi.