Mi hobbie favorito es la lectura, y por increíble que parezca leo por gusto propio desde los 8 años, aún recuerdo y conservo mi primer libro, El cerdito Lolo se llamaba, mi mamá me lo compró para el colegio y amé la historia, así que empecé a pedir libros. No me había dado cuenta de que me gustaba tanto la lectura hasta que en un concurso preguntaron cuál era mi pasatiempo favorito y mi mamá respondió sin titubear que era leer, en ese momento mis ojos fueron abiertos y caí en cuenta de lo importante que eran los libros para mí.


Los libros empezaron a pasar por mis manos, me recuerdo leyendo “Educar con inteligencia emocional” a los 13 y mi mamá diciendo que esa lectura no era para mi edad (lo releí cuando me convertí en mamá) pero tenía hambre y sed de letras. De niña ahorraba para poder comprar mis libros en la feria del libro y como obviamente no podía comprar todo lo que hubiera querido intercambiaba mis libros con los de mis compañeros, hubo una etapa en que leía dos libros diarios, infantiles claro, porque sentía que quería comerme el mundo.


Seguí creciendo y llegué a la Universidad, allí me encontré con la Biblioteca, uf que lugar, podría perderme horas dentro de sus paredes, miles de libros de todos los temas al alcance de mi mano, allí conocí a varios de los autores que más me han impactado, o que su obra me ha enamorado, Gaarder, García Márquez, Verne, Allende y en realidad la lista podría seguir, no tengo la certeza de cuantos libros de la Biblioteca leí, pero fueron muchos.


La universidad acabó y me tocó el tiempo sin dinero para comprar mis propios libros ni acceso a mi tan amada biblioteca, así que tocó leer en PDF, a esta le llamo mi etapa oscura, creo que no a muchos lectores les gusta leer en este formato, yo disfruto el olor de las páginas, sin importar si el libro es nuevo o viejo, su textura, etc.


Al convertirme en mamá uno de mis temores era que mi hijo no deseara leer, creo que nuestro sistema educativo a nivel Guatemala no tiene la capacidad de hacer que los niños se enamoren de los libros, que como te repito tienen escondidos entre sus páginas múltiples beneficios, pero Juan Aroldo ha aprendido con el ejemplo, al igual que con muchas otras cosas es a través del ejemplo como nuestros hijos aprenden cosas de nosotros.


En mi afán de que no se pierda en esta era de tecnología, celulares y videojuegos hice un trato con él, le propuse que por cada libro que termine de leer le pagaré Q50.00, y él en realidad cree que me está estafando, ahora no son solo mis estanterías las que se están llenando sino también las de él, creo que mi objetivo se ha cumplido.


¿Para qué te conté toda mi historia? Para invitarte a que tú también te sumerjas en el placer de la lectura. Es un pasatiempo que te llenará de ventajas frente al mundo en el que vivimos, no es necesario que leas muchos de ellos, empieza por uno, pero por uno que te llame la atención, busca lecturas con temas de tu interés, algo de lo que desees aprender, una novela que te haga volar la imaginación, un poemario que te haga explotar el corazón o un libro de crecimiento que te enseñe cosas nuevas.


Hace un par de semanas terminamos de leer Matilda con mi hijo, sí esa película que todas hemos visto está basada en un libro para niños de Roald Dahl, y no puedo contarte lo emocionante que fue compartir este tiempo juntos antes de dormir, así que no esperes más, estoy segura de que puedes encontrar muchos mundos donde sumergirte y hacer volar tu imaginación.


Por último, pero no menos importante recordemos que la Palabra de Dios está plasmada en un libro, a mí me parece que Dios se pasó al hacerlo así. Y si leer un libro cualquiera tiene beneficios no puedo explicarte todos los demás que traerá si decides perderte en las páginas de tu Biblia, es triste saber que hay tantos cristianos, hijos de Dios, que no conocen al Dios del que predican, al Dios del que hablan y mi querida amiga, la única forma de conocerlo personalmente y no por las impresiones que otra persona se haya llevado de él es leyendo tu Biblia. Así que ánimo, a leer se ha dicho.

Julieta de Escobar