Leyendo el libro ¿Enterrado o plantado?, del escritor guatemalteco Marco Antonio Villamar reflexioné acerca de la oportunidad que la vida nos da a través de los retos y momentos difíciles, para decidir sobre cómo viviremos.

Los momentos de dolor vienen acompañados de una serie de eventos que representan tierra, la tierra es un elemento muy significativo que puede funcionar para sepultar cómo para impulsar o desarrollar.

Cuando se nos presentan momentos de dificultad o dolor, tenemos dos opciones, permitir que la situación nos entierre y acabe con nuestra voluntad, oportunidades y futuro o utilizar la tierra para plantar nuestras esperanzas, sueños, ilusiones y proyectos.

Nada de esto cambiará el evento de dolor en si, no obstante la sola decisión de ser plantado y no enterrado, facilitará el proceso que debamos vivir.

Nuevas son las misericordias de Dios todos los días, cada día tenemos el 100% de oportunidades para tratar la tierra y favorecer nuestros procesos para que podamos germinar y dar fruto.

En todo proceso experimentaremos pasos y no sería saludable que queramos saltar alguno, al igual que todo en la vida, no correremos antes de andar, por eso debemos valorar esa tierra y usarla a nuestro favor, nunca enterrarnos, siempre moverla, prepararla, plantar lo que vivimos y cuidarnos en el proceso para que en el tiempo perfecto podamos dar testimonio de una vida que florece a pesar de toda circunstancia.

Planes de bien y no de mal tiene Dios para nuestra vida, creyendo realmente en eso, podremos afrontar los momentos de dificultad como parte del significado de vivir. No podemos evitar que lleguen, sin embargo si podemos decidir cómo los afrontaremos y cómo impactarán nuestro diario vivir.


No es una tarea fácil, requiere carácter, valentía, mucha esperanza y fe. Creo incluso, que solamente con los dos últimos dones podrías trabajar por tener una cosecha maravillosa al final de la vida, por cada ocasión que decidiste ser plantado y no dejarte enterrar.

Con amor

Claudia Regina