A través de esta pequeña reflexión quiero que medites un poco en qué es la Navidad y si es conveniente participar de ella o no. Me produce un poco de gracia estar hablando acerca de este tema, ya que por más de veinticinco años, el tema de la navidad no podía ser abordado en mi hogar.
Quiero contarte la historia para que comprendas el por qué del tema y el por qué ahora me atrevo a hablar de algo que en un momento de mi vida era un tema álgido en mi familia.
Por muchos años, podría decir que mis primeros veinticinco años de vida, la navidad se tornaba en un acontecimiento deprimente, incómodo y, en casi todas las ocasiones en mi primera casa, había llanto, enojo y profunda tristeza. Recuerdo que casi siempre pasábamos nuestros 24 de diciembre solos, ya que mi papá pasaba las 12 de la noche en algún lugar que no era precisamente mi casa; recuerdo que el día de Navidad, él llegaba muy temprano, nos llevaba regalos; pero a las 11 de la noche se iba con muchas excusas, al punto, que generaba algún desacuerdo con mi mamá para retirarse muy molesto antes que fuera el tiempo de los abrazos a las 12 de la noche.
El tiempo pasó y las cosas empezaron a complicarse ya que mis hermanos mayores empezaban a consumir alcohol y eso traía muchos problemas a nuestra casa. Al tiempo, Dios me dio la bendición de casarme con un hombre cristiano que no acostumbraba a beber y eso me dio mucha tranquilidad. Sin embargo, como era una fiesta “familiar” no podía evadir las reuniones incomodas familiares que terminaban siempre en lo mismo: pleitos, tristeza profunda, frustración y las 12 de la noche era un tiempo muy incómodo.
Hace más o menos 30 años asistíamos a una iglesia cristiana evangélica en Guatemala, me atrevería a decir que, en ese momento, una de las más grandes donde se celebraba a lo grande la Navidad. Sin embargo, teníamos un grupo de amigos, y uno de esos amigos nos invitó a escuchar una enseñanza acerca de lo que “realmente significaba la Navidad”. Al oír la enseñanza y al concluir que era una fiesta pagana, ¡¡¡¡oh sorpresa!!!! Entonces, pensé: Esta es una buena oportunidad para ya no celebrar esta fiesta que produce demasiado dolor en mi familia, cada año. Y así fue, en ese entonces habré tenido unos 28 años con dos hijos varones de 4 y 2 años más o menos cuando la Navidad ya no fue opción para nuestra familia. Mi esposo por supuesto apoyó la no celebración de la navidad.
Recuerdo ahora con mucha tristeza cómo mis hijos cada vez que se acercaba el mes de diciembre me animaban a comprar el árbol para adornarlo para que en mi casa hubiese un ambiente navideño. Creo que les negué ese deseo en sus años de infancia. La excusa era, es una fiesta pagana, no se sabe cuándo nació Jesús, así que para nosotros será un día normal. Creo que en algún momento alguien nos pudo llamar la familia Grinch…no sé si llorar o reír. Les quité la oportunidad a mis hijos de experimentar en estas fechas el verdadero significado de la Navidad. Los años pasaron y cuando fueron mayores de edad, donde ya tomaban decisiones personales, empezaron a buscar amigos cada 24 de diciembre para disfrutar de ese tiempo de fiesta con cualquier persona porque era tiempo de algo especial que en casa no había.
Hace aproximadamente 3 años, algo empezó a suceder dentro de mi corazón, hoy sé que es Dios enseñándome; no cabe duda, los años te empiezan a dar madurez de ciertas cosas y empecé a pensar: “No es la fecha, no es la fiesta, es el motivo del por qué esta fiesta debe celebrarse, es JESÚS”. ¡Dios mío, fue impactante! Desperdicié 25 años de mi vida pensando que era una fiesta pagana por mis heridas de infancia y por mi conveniencia de no permitirle a nadie que me siguiera lastimando. Desperdicié la oportunidad de hablarle a la gente del nacimiento mas sorprendente que jamás ha acontecido en toda la historia de la creación por evitar seguir sintiendo dolor.
Hoy con lagrimas en los ojos, con un corazón contrito y humillado delante de Dios he pedido perdón y entiendo que no puedo regresar el tiempo para enseñarles a mis hijos que aunque sabemos que Jesús no nació un 24 de diciembre, la verdad es está: “SÍ NACIÓ, SÍ VINO AL MUNDO, VINO A DAR ESPERANZA DE SALVACIÓN ETERNA (Lucas 1:26-33); Y SE CUMPLIÓ LA PROMESA QUE UN SALVADOR NACERÍA PARA SALVAR AL MUNDO (Lucas 2:10-11). ¡Eso es lo que debemos celebrar en este tiempo! Y lo más hermosa aún está por suceder: “JESUS VOLVERÁ” (Apocalipsis 22:20).Hoy sé que tengo algo que compartir con mis nietos, si Dios permite que los vea, hablarles que estas fechas se recuerda la promesa de nuestro Padre de enviar un Salvador que nos da el mejor regalo que podamos imaginar: la vida eterna, si nos arrepentimos y creemos que Jesús ES EL SEÑOR Y SALVADOR (Juan 3:16-17).LA NAVIDAD ENTONCES NO ES UNA FECHA, NO ES UNA FIESTA, ES EL RECUERDO DEL CUMPLIMIENTO DE UNA PROMESA DE DIOS PADRE PARA LA HUMANIDAD, JESUS ENCARNADO PARA SALVACIÓN DE TODOS LOS PECADORES. ¡CÓMO NO CELEBRAR Y REGOCIJARNOS EN QUIÉN ES DIOS Y LO QUE JESÚS HIZO POR NOSOTROS!
Comparto esto, porque seguramente no solo yo he tenido este tipo de experiencias. Sin duda a alguien le pasó lo mismo. Anhelo que vean a Cristo, para que le busquen y en este tiempo le adoren, justo como lo hicieron los pastores, los ángeles y los sabios.
Ligia de Dávila
Presidente y Fundadora
UNICAS ONG
Qué lindo mensaje!! Nuestra verdadera celebración es JESÚS.
Gracias por abrir tu corazón y bendecirnos con tu testimonio?
Que lindo mensaje, a veces celebramos la navidad por los regalos, por la comida, por los niños, por los adornos y no nos damos cuenta que la celebración es para aquel que vino y se hizo humano siendo Dios para regalarnos salvación
Gracias por abrir tu corazón y que siempre tengamos en claro que el enfoque es JESÚS, nuestro Salvador ??.
Identificada con tu testimonio! Gracias Ligia bella por abrir tu corazón. Bendiciones y feliz navidad ??
Sin duda una fuerte historia, pero inspiradora para seguir celebrando que Jesús nació. Gracias por compartirla.